Aunque hay diferencias muy notables, muchas veces la compra de inmuebles –en particular, viviendas– y el ahorro-previsión comparten objetivo: generar un colchón que permita afrontar con mayor confianza el futuro a medio y largo plazo. En el caso de los planes de pensiones privados, esta vinculación es obligada: el dinero solo puede retirarse en algunos supuestos tasados, como veremos.
La compra de una segunda vivienda obedece a razones más variadas. Sin ir más lejos, la experiencia de los confinamientos ha revalorizado el tiempo que pasamos en casa y la importancia de contar con un lugar realmente cómodo, Y ha recalcado el papel de la vivienda como inversión: para el 44% la compra de una segunda residencia es una inversión a largo plazo, según un informe del portal especializado Fotocasa.
Así pues, ¿qué elegir? A continuación te explicamos las ventajas e inconvenientes de cada caso.
Abrir un plan de pensiones no exige grandes pagos. La ley no establece aportaciones mínimas. La clave está en hacerlas durante mucho tiempo para beneficiarse del interés compuesto, es decir, para acumular rendimientos sobre rendimientos anteriores. Esta podría ser una ventaja frente a la inversión en inmuebles, que tradicionalmente sí exigía un desembolso considerable. Sin embargo, la irrupción de plataformas de crowdfunding inmobiliario, como Urbanitae, permite invertir en bienes raíces con cantidades pequeñas, –por ejemplo, 500 euros– y acceder a rentabilidades superiores.